Según han corroborado distintas fuentes a este periódico, al principio el veredicto unánime respecto a la fisionomía del bebé era que los ojos eran del padre y la boca de la madre. Pero la aparente calma no tardó en resquebrajarse. “Según iban llegando visitas cada uno decía una cosa”, dijo la madre del niño, que se llama Joaquina y todavía está ingresada puesto que el parto fue con cesárea.
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