Los fraudes cibernéticos han evolucionado desde los poco sofisticados timos del pasado, en los que falsos príncipes nigerianos mandaban correos electrónicos en los que aseguraban a sus víctimas que recibirían una gran fortuna simplemente dando sus datos bancarios. A pesar de que las autoridades están intentando erradicar esa y otras estafas online, los timadores se están haciendo más astutos y están encontrando nuevos agujeros que explotar.
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