Un niño de dos años se zafó un momento de la vigilancia paterna, lo justo para introducirse en el cajero del banco que se encontraba a sus espaldas. La puerta se cerró, no se sabe muy bien si impulsada por él, por el viento o simplemente por su propio peso. Lo peor fue que el pestillo interior se accionó, dejando al niño atrapado en el interior.
|
etiquetas: niño , cajero , encerrado