A Asturias se va a comer fabada, a beber sidra, a recorrer sus playas, subir sus montañas y a ver su arte prerrománico. O no. Tantos años veraneando en Asturias, desde Tapia a Llanes, tantas veces subiendo a los Lagos y resulta que hace unos meses he descubierto otra Asturias. Una Asturias donde se come pote asturiano y se bebe vino. Una Asturias en la que descubrir antiguos monasterios olvidados. A esta Asturias llegué tras atravesar la comarca de La Laciana de León y subir el puerto de Leitariegos con los gigantes Ancares de escolta.
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