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El astronauta de Lem y la paloma de Kant

Miguel Ángel consiguió una de esas grandes obras de arte en la Capilla Sixtina. Pero ese éxito sólo fue posible porque se ciñó a unas limitaciones dadas por la iconografía tradicional y por el texto del Génesis. Un Miguel Ángel de hoy, tocado por el escepticismo, encontraría dilemas y paradojas a cada paso. Lem pone el ejemplo, deliberadamente ridículo, de las uñas del pie de Dios. ¿No deberían ser infinitamente largas, pues llevan creciendo toda la eternidad? Y si no lo son, ¿quién le hace la pedicura?

| etiquetas: lem , kant , miguel ángel , postmodernidad

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