Tras el vertido tóxico que mató más de 17.000 peces en el río Barbaña en 2009 y que ha sido investigado como delito ecológico, aunque los cuatro juzgados responsables de la depuradora de San Cibrao das Viñas han sido absueltos, el río ya empieza a recuperarse. Pero la nueva devastación ambiental que sufren las riberas del afluente del Miño a su paso por Ourense tardará al menos veinte años en revertirse y puede que se vuelvan a dejar de depurar responsabilidades una vez más.
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