Este centro de mayores, con 99 residentes y una plantilla formada por 135 trabajadores, se ha convertido en un amplio catálogo de horrores: no hay médicos ni por la tarde ni los fines de semana (desde finales de abril tampoco tiene uno propio el centro); los ancianos sufren desnutrición, no les limpian de modo adecuado ni regular. Hay robos dentro de las habitaciones. No se utilizan dos plantas…
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