Hace ahora 40 años Marisol se había desprendido de su nombre artístico, de la niña prodigio de la sociedad española de los sesenta. Era ya Pepa Flores, de 31 años, y compartía su vida con el bailarín Antonio Gades con quien tenía dos hijas, María y Tamara. Residía, medianamente retirada, en Altea, donde llevaba una vida de pueblo; la vida que quería
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