Cuando en Túnez la gente salió a la calle para echar a Zine El Abidine Ben Alí reclamaban "dignidad", emblema de la Primavera Árabe. Dos años después, mientras se redacta la nueva Constitución, el gobierno islamista de Ennahda persigue los mismos objetivos que su antecesor: ser obediente a las exigencias del FMI, seguir con la aplicación de planes de austeridad y acallar a la disidencia interna mediante la represión policial.
|
etiquetas: fmi , primavera árabe , tunez