El gobierno argentino ignoró la orden de expulsión contra los diplomáticos de su embajada en Honduras ordenada por el gobierno interino de Micheletti y reafirmó su apoyo al depuesto presidente Zelaya. La administración de Micheletti decidió expulsar a los diplomáticos argentinos basándose en "la noción de reciprocidad diplomática, en respuesta a la decisión del gobierno de Kirchner de pedir el cese de funciones de la embajadora hondureña en Buenos Aires". Relacionada:
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