Cuando uno twittea "me estoy casando," deja automáticamente de casarse. E ingresa en la metavida. Cuando se pretende narrar en directo, el único hecho que resulta es el propio acto de narrar. La narración, como la felicidad de Ferlosio, sólo puede ser retrospectiva. Todo esos tweets llevan un único mensaje. Estoy twitteando. Y es así como va España.
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