Los árboles artificiales, que en su mayoría son fabricados hoy con plásticos derivados del petróleo como el polietileno y el policloruro de vinilo (PVC). Por su parte, los pinos cultivados para su venta no contienen sustancias sintéticas y antes de ser cortados aportan oxígeno a la atmósfera y capturan dióxido de carbono, uno de los principales gases contaminantes de efecto invernadero ligados al calentamiento global.
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