Los árbitros no aguantan más. El caso de la agresión al joven Héctor Giner ha sacado a la luz, para gran parte de la opinión pública, las nefastas condiciones en las que se ven obligados a pitar los colegiados en el fútbol amateur, unas categorías en las no hay televisión, pero en las que la tensión y los peligros para el árbitro son mucho mayores que en el fútbol de élite.
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