Pocos días después de cumplir un año al frente de la Dirección General de Tráfico (DGT), María Seguí escoltó a su jefe, el ministro del Interior, en la presentación de los datos de siniestralidad correspondientes a 2012. Digámoslo de entrada: escasos, incompletos, sesgados y manipulados. Como siempre. Nada ha cambiado en la DGT. Las bellas palabras por ella pronunciadas en las semanas que siguieron a su toma de posesión se han diluido como un azucarillo en la propaganda política que todo lo impregna y todo mancilla. Vuelven las consignas triunf
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