Tenemos que aprender a convivir con nosotros mismos”, me dijo ella. Amiga de una amiga. Estábamos cenando en La Cazuela. Yo hablaba del Tinder y mojaba berenjenas en el salmorejo sin ánimo erótico. “Tinder es una enfermedad de nuestros tiempos”, insistió. Al sentirse escuchada, elevó un poco el tono. “Nos desnaturaliza. Niega lo que somos.
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