El amor por las hemerotecas

Me enamoré de las hemerotecas hace un montón de años, cuando buscando un dato sobre la II Guerra Mundial descubrí que los franceses habían iniciado la evacuación del museo de Louvre en 1938 y que la Mona Lisa salió de sus muros en Agosto del 39.

¿Pero qué coño estaban tramando esos tíos que no nos cuentan en los libros? ¿O qué diablos estaba pasando? ¿O qué estaba ya previsto, por mucho que luego se hablase de sorpresa?

Lo mismo se puede decir de las viejas enciclopedias, como la Espasa, que escribían su actualizaciones anuales antes de que los hechos concluyesen, y manejaban una exquisita prudencia para no pillarse los dedos, ganara quien ganara.

Desde que existe la Wikipedia, hemos perdido eso: ahora todo el pasado se puede editar para ponerlo a la moda ya gusto de los vencedoras de hoy, pero al hemeroteca es otra cosa.

Hoy, por ejemplo, en el sub de hemeroteca publican un artículo de la revista Nature, de 2015, en el que se habla de que se estaba desarrollando un virus artificial con un virus de murciélago. La cosa es tan llamativa que los editores han tenido que añadir una nota, de marzo de 2020, diciendo que ese artículo no es ninguna prueba ni ninguna evidencia de que el coronavirus haya sido creado en un laboratorio.

Y no lo es. Claro que no. Pero el solo hecho que podamos decidir que no hay pruebas suficientes es una ventaja sobre la manipulación a que la actualidad se ve sometida. Sobre todo en cosas que en su momento se consideraron inocuas.

Las noticias, cuando se escriben, tampoco son inocentes, pero cuando pueden modificarse después de escritas, como en Wikipedia, entonces la única garantía que queda es que van a ir a favor de la corriente.

Y todo lo que va a favor de la corriente va hacia abajo.

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P.D: Si queréis pillar un buen cabreo, leed la evolución de la guerra civil española en la prensa británica del momento. A los animales de los safaris los trataban con más respeto.