A Ebenezer Scrooge [el engreído protagonista del Cuento de Navidad de Dickens] le costó sólo una noche cambiar su cantinela de "¡Bah! ¡Patrañas!" a "Dios nos bendiga a todos!" Ambrose Bierce estaba hecho de una pasta más dura. Vilipendió la festividad (y casi todo lo demás) hasta el último día en que se tuvo noticia de él, al sur de la frontera, el 26 de diciembre de 1913.
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