El jefe de la Fuerza Aérea de Polonia, Andrzej Blazik, quien se encontraba en la cabina del piloto durante el accidente aéreo estaba bebido. La conclusión de “expertos y psicólogos aeronáuticos, entre ellos, los polacos” es que la presencia de Blazik en la cabina del avión presidencial fue un factor de “presión psicológica para que el piloto decidiera continuar el descenso en las condiciones de riesgo injustificado, teniendo por objetivo dominante aterrizar costara lo que costara”.
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