"No hace mucho me ofrecieron trabajar como un experto en control de calidad, con una empresa estadounidense en China de la cual, nunca había oído hablar. No se requeria experiencia, lo cual era bueno, porque no tenia ninguna. Me pagarían 1.000 dólares por semana, presentarme en un hotel de lujo, cenaria en Dongying, una ciudad industrial en la provincia de Shandong, de la cual nunca había oído hablar tampoco. Los únicos requisitos eran tener una tez blanca y un traje. Y así me convertí en un hombre de negocios falso, en China.
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