Tras la insistente y efectiva campaña de desprestigio al director comandada por su hijo Ronan Farrow a caballo del Me Too, no resulta para nada sorprendente que su madre, Mia, y su hermana, Dylan, saquen la artillería pesada contra Allen por enésima vez, pero sí resulta decepcionante, como usuaria habitual de HBO, que el canal se preste a difundir un “documental” sin ningún rigor periodístico, dogmático, parcial y sensacionalista. En general, Allen v. Farrow es un descomunal lavado de imagen de Mia Farrow.
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