Hubo que cambiar la Constitución italiana de 1948 para que los descendientes masculinos del último rey de Italia, Humberto II, pudieran volver a poner un pie en el país, que abolió la monarquía al año de concluir la II Guerra Mundial. Víctor Manuel de Saboya y su hijo Manuel Filiberto (hijo y nieto de Humberto II, respectivamente) vieron cumplido su sueño de regreso a la patria en diciembre de 2002. En una sola década, sin embargo, el príncipe ha conseguido convertirse en el personaje menos presentable de la realeza europea.
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