María nunca tomaba un tranvía sin el correspondiente boleto. Esta ciudadana ecuatoriana limpiaba en casas de familias alemanas hasta 12 horas al día. Aunque con lo que ganaba a duras penas podía cubrir los gastos. Durante 15 años funcionó la fórmula de no infringir las leyes para no caer en la mira de la policía. Pero un día los uniformados le pidieron identificarse y ahí paró su aventura en Alemania y la posibilidad de que su hija, de 6 años de edad, tuviera un futuro en este país. El padre, también ecuatoriano, había tomado hace tiempos...
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