Alejo Riñones, el alcalde de Béjar un pueblo de Salamanca, dice: “Hay parte de ese cerdo, que no se podrán probar.., no se podrá comer en ese día, que son por ejemplo los huesos… las piezas de tocino.Eso se le entregará si lo quieren a la residencia de las hermanas de ancianos desamparados que tenemos ahí cerca del parque…". Las mentalidades de otros tiempos están muy lejos de haber cambiado como creen, y la moral antigua nacionalcatólica aún está presente en muchas autoridades de pequeñas poblacion.
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