Todo comenzó en 1952, la anterior ocasión en la que el caos revolucionario se instaló en el país de los faraones. Una noche de julio, el rey y su familia zarparon hacia el exilio a bordo de su yate privado. Pese a que sólo tenía seis meses, Fouad era el monarca desde hacía varias horas: el último acto como rey de su padre Farouk había sido abdicar en él. Y como tal reinó durante casi un año, hasta que los generales que tomaron el poder en Egipto proclamaron la república.
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