Lucía fue víctima de una agresión sexual, pero no en la calle ni en una fiesta, sino en un hospital. Tenía 18 años, era 23 de junio del año 2020 y estaba ingresada en el Hospital Universitario de Guadalajara por un trastorno de la conducta alimenticia. “Quiero que la gente sepa que estando en un hospital no se está protegido. Yo entré para curarme y salí destrozada para toda la vida”. Un celador del hospital, con contrato temporal para cubrir la demanda asistencial de la pandemia, la obligó a hacerle una felación.
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