La semilla del terrorismo puede esconderse entre pañales. En la mente de una niña o un niño de corta edad quizás germine el extremismo y la violencia. La policía británica no se deja engañar por la talla de ciertos sospechosos, a los que tiene bien vigilados. Una de las misiones más surrealistas de los 21 agentes de las fuerzas antiterroristas de las West Midlands, en el centro de Inglaterra, es visitar las guarderías. A los miembros de esa fuerza de élite les interesa saber si a algún mocoso se le ha ocurrido pintar alguna vez una bomba.
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