La historia de esta acuarela es fascinante. El autorla estaba haciendo por encargo para una biografía del Padre Rubio, conocido como el apostol de Madrid. Una hija suya tuvo un grave accidente y el retratista invocó al santoa para que la curara, prometió a cambio no cobrar el encargo a los jesuitas. El padre Rubio cumplió y también él.
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