El monóxido de carbono es un gas tóxico que puede resultar mortífero en altas concentraciones. En la vida cotidiana, se le conoce mayormente como componente nocivo del humo expulsado por los tubos de escape de automóviles y otros vehículos, y también goza de mala fama por su efecto asfixiante en calderas de combustión con averías graves. Por esas y otras cosas, el monóxido de carbono se ha ganado el apodo de "El Asesino Silencioso".
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