Tras firmar la hipoteca, Teresa sufrió una grave enfermedad pulmonar que la dejó incapacitada para trabajar. Después de varias cirugías y de la extirpación de medio pulmón, se le concedió la incapacidad permanente. Al quedar en paro y no poder pagar las cuotas mensuales (que se habían duplicado), el banco se adjudicó finalmente la vivienda en subasta al 50% del valor de tasación, quedando el otro 50% como deuda a pagar por Teresa y su hijo. Relacionada:
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