Un accidente o choque dentro de un automóvil, a velocidades cercanas a los 300 km/h, prácticamente hace que el vehículo se desintegre y se convierta en chatarra: la seguridad pasiva no puede hacer milagros contra los límites que impone la física. Esta historia, sin embargo, sorprendente y afortunadamente tuvo final feliz. Después de accidentarse en la A81, una autobahn alemana que cruza Baden-Württemberg, a una velocidad que rondaba los 300 km/h con su BMW M5 F10, el conductor y todos los demás ocupantes del vehículo salieron vivos.
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