Los ladrones aparentemente inexpertos, no tuvieron en cuenta un factor clave: las características de la caja fuerte. Así que al aplicar calor con un quemador de alta presión, una gran parte del botín que pudieron haberse llevado, unos 20.000 pesos, y una cámara digital, se quemaron. Luego huyeron con los billetes más enteros, unos 3.000 pesos, dejando los restos de billetes quemados.
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