René Goscinny y Albert Uderzo no incluyeron entre las doce pruebas que Astérix y Obélix tenían que superar el darse de alta en el abono de transporte social de la Comunidad Madrid. Y es normal, porque nadie querría ver a la pareja de galos que hace temblar al imperio romano caer derrotados ante la burocracia de Cristina Cifuentes.
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