Con todo, lo peor de la universidad española es el nepotismo y la endogamia. El típico profesor universitario ha estudiado la carrera en la misma facultad, se enchufó en el departamento por sus buenas notas y “buena disposición” [pelota asqueroso] y allí hizo el doctorado, dirigido por uno de sus profesores y leída la tesis ante colegas muy “colegas”. Después, a dar clases con un contrato de lector, o de profesor asociado, esperando que le monten la oposición “ad hoc”. Una vez aprobada, a seguir viviendo hasta la jubilación.
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