Después de la noticia del suicidio de Aaron Swartz, y por obvios motivos, se ha puesto en tela de duda las actuaciones del gobierno y del MIT. Los primeros por hacer una verdadera persecución a una persona por algo que no califica ni como crimen menor, cuando uno de los afectados (JSTOR) se echó para atrás en la demanda, y los segundos por mantener un total silencio ante la injusta persecución además de mantenerlo ante la noticia del suicidio.
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