Las detenciones se llevaron a cabo en las provincias chinas de Anhui (este), Jilin y Heilongjiang (norte), Hubei (centro) y Cantón (sur), donde las mafias explotaban a los menores. Miembros de la policía bilingüe en mandarín y uigur -idioma de la minoría musulmana que habita Xinjiang, una de las regiones más pobres de China- fueron enviados a las otras provincias para ayudar a desmantelar las redes mafiosas, según las autoridades regionales.
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