Fue una pesadilla que duró siete meses. Durante las primeras noches que pasó en el penal, procesado por violaciones que no había cometido, le costaba dormir. Se despertaba nervioso; el sueño se repetía. "Soñaba que la celda se incendiaba, que en el calabozo había fuego", aseguró Osvaldo Gómez, de 26 años.
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