A partir del próximo mes de enero el gobierno portugués cerrará o dejará sin servicio de viajeros unos seiscientos kilómetros de líneas para "aumentar" la "sostenibilidad" financiera del transporte ferroviario, tal como estaba previsto en el acuerdo alcanzado por el anterior gobierno luso con la troika comunitaria que "tutela" la economía portuguesa tras la intervención. Los pasajeros del Lusitania de Lisboa cambiarán de tren a uno español en Valladolid y mientras el tren portugués seguirá camino hacia Francia.
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