El estudio busca reflejar que en España no existe una tradición cultural de ahorro y, el que hay, se produce a través de productos financieros tradicionales como depósitos bancarios, planes de pensiones y seguros de vida. La vulnerabilidad del entorno y las dificultades económicas que atraviesa la sociedad dejan poco margen de planificación a la hora de afrontar proyectos futuros. “La planificación si se hace con tiempo se convierte en virtud”, explica Suárez. “Si se tuviera la información adecuada, se empezaría a ahorrar tímidamente”, añade.
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