Todos queremos tomarnos algún día extra de vacaciones de vez en cuando: llamar al jefe, decir que nos sentó fatal la cena y quedarnos en casa viendo series en pijama. Pero no sirve cualquier excusa: es posible que al cuarto infarto de tu padre (ese señor que en realidad corre triatlones) tu jefe comience a sospechar que te lo inventas todo. Es decir, hay que ir variando, combinando la inventiva con la credibilidad. Aquí os dejo un pequeño repertorio de excusas que sin duda os serán útiles...
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