La diferencia de precio entre lo que recibe en origen el productor y lo que paga el cliente final en el mercado es uno de esos temas recurrentes que nos indignan mucho. Anchoas a céntimos que luego acaban costando más de 5 o 6 euros el kilo; cítricos que acaban pudriéndose en el árbol o en el suelo porque no merece la pena recogerlos; o cebollas que llegan de la otra punta del mundo para bajar aún más los precios de los productos nacionales. Lo que muchas veces se nos olvida -también a nosotros cuando denunciamos estos temas- es que la peor pa
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