Javier lleva semanas fabricando estas máscaras protectoras en su casa. “Cuando empezó todo esto puse mis tres impresoras 3D en marcha y he fabricado más de 1.000”, asegura. Las ha repartido entre sanitarios, policías y residencias. “Habré invertido unos 500 euros en material”, asegura Javier. Sus vecinos cuando se enteraron de la iniciativa empezaron a recaudar dinero para comprar más material. “Incluso el alcalde me llamó para darme 50 euros de su bolsillo para colaborar”, asegura Javier.
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