A Pablo Chust le parece «increíble» que tras 202 llamadas a un centro de salud un paciente no sea capaz de contactar ni siquiera con la administración del centro para explicar qué le pasa. Pero aún le resulta más inconcebible en su caso, que se trate de un paciente con covid, recién operado de un quiste pilonidal, que precisa curas y que no puede salir de su domicilio para acudir al centro de salud.
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