Amanda no pudo evitar tomar con sus manos uno de los testículos de Geoffrey, y tirar con todas sus fuerzas hasta arrancárselo. Una vez mutilado su ex-novio, se llevó de forma triunfal el trofeo a la boca, para mucho más tarde escupirlo en mitad de la casa. Un amigo (de los que ya no hay) lo tomó y se lo devolvió a su dueño diciendo: “Esto es tuyo”
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