"Intento espantar el frío diciéndome: somos tantos los que nos vamos, los que estamos instalados en la diáspora forzosa, que no estaremos nunca solos. Creceremos más fuera, tejeremos más redes, nos haremos más fuertes y volveremos con regalos cuando pase la temporada y el norte ya no nos necesite. Pensamos en la parte buena: los nuevos idiomas, los nuevos amigos, las nuevas calles y las fiestas de despedida". Crónica sobre los jóvenes que se ven obligados a trabajar fuera, a su pesar.
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