Su nombre, Flavio Emilitín Silva, y nacionalidad coincidía con la de un individuo que había huido durante un permiso penitenciario en Almería. Silva paseaba tranquilo por las calles de Bilbao en 2007, cuando una dotación policial le pidió que se identificase. Le subieron a un furgón policial, esposado, y acabó en la cárcel de Basauri 173 dias. Siempre se declaró inocente y hubiese bastado con cotejar sus huellas con las que figuraban en el sumario de Almería para aclararlo todo al instante.
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