Catorce razones por las que la monarquía es menos que óptima, que es lo mismo que decir catorce motivos para trabajar por la república. Observaréis, atentos lectores, que ninguna de ellas empieza con “hay que quemar iglesias, violar monjas y comer niños crudos”, “hay que repetir aquel partido que perdimos en el 36” o “me gusta el morado porque es muy gay y lo quiero en mi bandera”.
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