10 años de estro anual

Publicado originalmente en 25minutos el 22/5/2040 por Pilar Jiménez.

Todos conocen ya la historia. La aparición del cometa, la alergia generalizada, y la posterior alerta global de aquel “año sin embarazos”. El tiempo ha puesto todo en su lugar y, por suerte para todos, los peores presagios no se cumplieron. La vida sigue, y en 25minutos seguimos contándola tal como es. De modo que hoy, 10 años después del primer estro, repasamos cómo ha afectado la llegada del estro anual a la vida de la gente normal: su trabajo, sus relaciones familiares, su vida social, su día a día. 

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Después de despedir a su última alumna, Araceli Huerta nos recibe con una amplia sonrisa. Matrona de profesión, ahora dedica la mayor parte del año a enseñar su especialidad a otras enfermeras. Apoyada en su mesa, señala al fondo del aula: “El primer año no se cabía, había gente de pie por allí, una vez una alumna se subió a ese armario y estuvo ahí durante toda la clase”. 

Los cambios en el sistema de salud fueron de urgencia al principio. A pesar de los esfuerzos, algunos hospitales se colapsaron aquel primer Febrero de Luz. Decenas de mujeres dieron a luz en los pasillos, los sanitarios no daban abasto. Araceli lo sabe de primera mano, fue una de las impulsoras de la campaña “Multiplica por 12”, que recordaba a las autoridades lo evidente: ese febrero iban a nacer 12 veces los niños que antes nacían en un mes. Hacían falta 12 veces más camas, 12 veces más sanitarios. “Les avisamos de que no había personal ni espacio suficiente, pero no pudieron o no quisieron hacer nada más. Ahora ya estamos mejor. Se han ampliado los centros, y se ha especializado mucho personal. Pero hay cosas que pueden mejorar.”

En casa, nos cuenta Araceli, todo sigue más o menos igual. Vive con su esposo, Miguel, en un modesto piso de Los Banderilleros. Miguel, jubilado, se encarga de las tareas del hogar. Le preguntamos por su relación con él. “Yo ya tengo una edad, y mi marido también, pero por mayo siempre nos damos una alegría”.

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César Hernández casi acaba de cerrar y ya está poniendo a punto su local para abrir de nuevo esta tarde. Con visibles ojeras y un cigarro en la boca, nos señala el letrero. “La idea le salió a mi hermano cuando estábamos descolgando el letrero”. Sobre la entrada del local, todo cristaleras, se lee Disco-Pub-Salsa-Merengue “Aquí venía la gente a bailar, pero sobre todo a ligar, ya sabes. Así que imagínate. Mi hermano me dijo, César, tío, el cartel este se quita y se pone muy fácil. Y ahí empezamos a darle vueltas.”

 Como muchos otros negocios que se convirtieron en estacionales, César tuvo que reinventarse o morir. “El año del cometa estabamos como todo el mundo, asustados. No sabíamos por qué, pero la gente no venía. Cuando vino el primer celo creíamos que nos íbamos a hacer de oro, pero luego pasó mayo y nos enteramos de qué iba el tema. Echamos cuentas y vimos que en mayo se ganaba mucho, sí, pero no como para aguantar el año entero. Así que íbamos a chapar.” 

Pero César, con la ayuda de su mujer y su hermano, encontró la salida. “Mi mujer, que es la que piensa por los dos, me dijo César, ¿te has dado cuenta que la gente ahora lee más, que busca cosas más culturales?”. Así que desde entonces, entre mayo y febrero, Disco-Pub-Salsa-Merengue pasa a convertirse en Café Club Librarte, una mezcla de cafetería, librería y galería de arte. Según nos cuenta, no es tan rentable como en mayo, “pero el pelotazo ya fue cuando empezamos con lo de los cumpleaños de los niños en febrero”.

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Como todos los profesores durante este Mayo de Fiesta, Gracia Delgado está de vacaciones. Nos encontramos con ella en un parque infantil cerca de su casa. Al fondo juegan Ana y Manuel, sus dos hijos. Ambos son de la generación estro. “Yo antes de tenerlos decía que no, que mis hijos en casa, una tarta y poco más. Pero claro ahora ya no hay excusa, el pequeño, Manuel, cumple a la vez que tres compañeros de clase. ¿Vas a ser tú la rara que no quiere que lo celebre con los demás?” 

Gracia da clases en el instituto, así que también conoce de cerca cómo han cambiado los adolescentes. Puede que eso le prepare para cuando sus dos hijos tengan sus primeros estros. “Hasta que conseguimos cambiar el calendario escolar, esto fue el caos. Lo del primer mayo se entiende, no sabíamos lo que estaba pasando, pero después nos tragamos dos mayos horribles porque la Administración no respondía. Se podrían haber evitado las violaciones ¿Tiene una idea de lo que es tener a cientos de adolescentes encerrados en el mismo sitio en Mayo de Fiesta? Pues a ellos solo se les ocurrió meter policía en los centros. No hay policía suficiente para frenar algo así, y a los hechos me remito.” 

Las costumbres, la educación, y las leyes han cambiado desde entonces. “Después de aquello, los padres están más concienciados. Y a los niños se les enseña desde pequeños a controlarse. Siempre puede haber problemas, claro está, pero ahora ya sabemos que en la adolescencia es más complicado, y si no pasan los tests de agresividad hay tratamientos para esos casos más intensos. Aún con toda la educación y la medicina, ahora mismo sería impensable meter a 30 adolescentes en la misma habitación en Mayo de Fiesta.” Pero para Gracia, el lado bueno del estro eclipsa los problemas de mayo, “el resto del año, que quieres que te diga, esto está siendo el sueño de cualquier docente. Son educados, ordenados, curiosos y trabajadores. Nos estamos saliendo de todas los gráficas. El futuro es muy prometedor.”

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Jorge Jurado está soltero, tiene 32 años, y es informático. Le encontramos con su portátil tomándose un café en una conocida franquicia. “Mi trabajo no ha cambiado mucho. Ahora tenemos las vacaciones en mayo, como casi todo el mundo, pero ya está. Bueno, yo a veces tengo que pringar porque tenemos clientes en Argentina. Pero vamos, lo de siempre.” 

Aunque su trabajo no haya cambiado demasiado, a Jorge la llegada del estro sí le ha influido en otras esferas. “Es que no entiendo cómo pasa algo así y nos quedamos tan anchos. Podría haberse ido todo al garete. Pero como todo ha salido bien, pues ya está, aquí no ha pasado nada. Circulen. ¿Y si ahora pasa otro cometa y en vez de estro anual, nos deja, por ejemplo, un estro cada diez años? ¿O peor, y si nos deja a todos estériles?”. Jorge no es el único preocupado. RutTruth.org, la asociación de la que forma parte, tiene millones de afiliados en todo el mundo. “En RutLeaks hay documentos que la gente debería leer, porque no salen en los medios. Todavía no hemos llegado al fondo de todo esto, pero está claro que saben más de lo que nos cuentan”.

Ya se hace tarde, y es Mayo de Fiesta, así que le propongo a Jorge irnos a pasárnoslo bien, y quizás tomar algo en otro sitio. “No puedo, hoy tengo raid del YoY”. Me deja claro que, con estro o sin él, hay cosas que no cambian.   

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¿Y a ti, cómo te ha cambiado la vida el estro anual? ¿Tienes alguna anécdota curiosa que contar? Anímate y escribe en los comentarios de abajo.