La injusticia
Estamos tan acostumbrados a la corrupción generalizada que la tenemos interiorizada y aceptada.
Las leyes podrán ser injustas, incompletas, incomodas o cualquier otro calificativo pero todos, incluidos especialmente los trabajadores y funcionarios públicos, tenemos la obligación de cumplirlas. No somos responsables de modificarlas o adaptarlas según nuestros criterios personales.
Lo tenemos tan interiorizado que cuando alguien protesta o reclama sus derechos se le señala con el dedo, se le discrimina y se le silencia. Es el misma situación que se sufría y aún se sufre con las víctimas de malos tratos. Se hace a la víctima responsable y culpable de la situación. Es el "malo" por denunciar la situación, es el malo y el culpable de todo solo por el mero hecho de dar visibilidad al problema. El problema se convierte, falazamente, en que ese no es el procedimiento en lugar de tratar directamente el problema de incumplimientos reiterados y repetitivos de la ley. Seguramente porque nos reconocemos como cómplices de dicho delito y la forma de autodefendernos es atacar a la victima y autovictimarnos en lugar de reconocernos como los verdugos.
Las leyes, incluidas las laborales, están para cumplirse. Esto no es debatible, ni opinable aunque no se esté de acuerdo con ellas.
Asumiendo que nada se puede hacer para remediar las malas practicas desarrolladas en el pasado que nos han llevado a la situación actual, se esta intentando paliar y resolver esta situación con el actual proceso de estabilización. Para ello se ha definido una serie de criterios objetivos y bien definidos para evitar la arbitrariedad con el objetivo de proteger a las víctimas. Pero tal y como se esta desarrollando el proceso actual, a las victimas se las está volviendo a discriminar y perjudicar. Seguramente porque tenemos tan interiorizada la corrupción que vemos como algo totalmente legitimo y lícito aprovechar un proceso de estabilización para lo que no es. Utilizando como coartada moral autoimpuesta que se tiene que hacer así porque el procedimiento habitual no está funcionando por culpa de la crisis o responsabilizando a estamentos superiores en lugar de reconocer la propia responsabilidad en esta situación o responsabilizando a la victima de la situación e incluso humillándola una vez más al acusarla de ingenua o desconocedora de como funcionan "realmente" las cosas por el mero hecho de reclamar que se cumpla la ley. ¿Qué tipo de organización funciona así?¿Cómo se puede plantear que el propio sector público opere así?. Parece más propio de Groucho Marx: "Estos son mis principios, si no les gusta tengo otros"
Lo peor es saber que todo el mundo es consciente de esta situación, lo que no tengo tan claro es que todo el mundo que, por acción u omisión, colabore con la perpetuación de estos comportamientos sea consciente de podría estar incurriendo en un ilícito penal.
La perversión es máxima. El verdugo responsable que roza o traspasa el ordenamiento jurídico se auto denomina víctima de la situación, estableciendo listas negras, discriminando y perjudicando una vez más a la víctima. Su forma de resolver el problema es estableciendo procedimientos discriminatorios o arbitrarios y como máximo ejemplo de humillamiento haciendo responsable a quien no tiene poder y cuyo único delito ha sido trabajar bajo las condiciones y normas que el verdugo ha marcado.
No trato de convencerlos, eso es imposible. Las creencias son imposibles de cambiar y más cuando se tiene tan interiorizado determinados comportamientos. Cuando se entra en confrontación, como es el caso, perdemos la perspectiva y ya no se trata de descubrir la verdad. Solo se busca yo tengo razón y tú no. Pero espero que, cuando el calor del conflicto se apague y tranquilamente se analice la situación, se pueda ver que todos somos responsables con nuestras decisiones individuales del mundo en el que vivimos.
El CSIC y sus procesos de estabilización de personal fueron los que me motivaron a escribir este articulo, pero me he dado cuenta que describe como funciona este país y me deprime.