Algunas palabras producen equívocos, risas o enfados en otros países. A veces es nuestro acento, una separación equívoca de sílabas o significados que cambian en otras lenguas. Es mejor estar prevenidos para evitar ceños fruncidos y ganarse adeptos mientras viajamos. Para que os hagáis una idea: la frase “Fran Perea” desata la locura total en Serbia, en Tailandia no irían nunca a un IKEA con desconocidos, el “Gran puta” es muy venerado en China y en Japón es mejor no invitar a nadie al cine.
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