Una punta de sílex llevó en 1999 a los arqueólogos Dennis Stanford, de la Institución Smithsoniana, y Bruce Bradley, de la Universidad de Exeter, a plantear que los primeros humanos pudieron haber llegado a América por mar desde el golfo de Vizcaya. Era, para ellos, la única explicación lógica a la extrañeza de la pieza, que, descubierta en el yacimiento de Cactus Hill (Virginia, Estados Unidos) y datada entre hace 17.000 y 15.000 años, guardaba gran similitud con los útiles de la cultura solutrense, que se desarrolló en Francia y la Península